• Voro, del latín vorare, significa devorar, comer con ansia, con pasión. Esa pasión, que nace del entorno y de una búsqueda personal e incesante de Álvaro Salazar, se percibe a través de la vista y del paladar en su propuesta.
• VORO es un reflejo de su geografía: un restaurante que devora el Mediterráneo, lo observa, lo filtra y lo devuelve al comensal con una mirada muy personal. A un vínculo construido a lo largo de los años con Mallorca se une un carácter andaluz que impregna la propuesta, pero que también rinde homenaje a la riqueza gastronómica nacional. Una combinación que aporta elegancia, sensibilidad, frescura y precisión.
• El restaurante VORO se ubica en el noreste de la isla de Mallorca, en una zona natural y auténtica con las montañas y el mar meditarráneo como paisaje. Concretamente se encuentra dentro las 5 hectáreas del hotel Cap Vermell, en la plaza de la torre del resort, siendo el corazón del complejo, impregnado de arte local y cultura balear. Con dos estrellas Michelin y dos soles Repsol, VORO, abre su séptima temporada, respaldado por un equipo humano que suma una década de trabajo conjunto.
• El mar Mediterráneo es el hilo conductor que atraviesa la propuesta gastronómica de VORO. Esa inspiración se articula a través del ciclo diario del sol: desde el albor, pasando por el zénit y llegando al ocaso. Una forma de expresar su filosofía de mejora constante, donde cada día representa una nueva oportunidad para evolucionar y ofrecer una versión más afinada que la anterior.
• Esta manera de contar la propuesta gastronómica es clave para comprender que internamente, el equipo de VORO no habla de nuevos menús o nuevas temporadas, habla del hoy, del ahora. Por ello, la presencia del Albor y del Ocaso hace un guiño a la importancia de cada servicio. “El propósito de cada nueva temporada es enfocarnos en el hoy, para ser mejores mañana. • Esto es lo que nos mantiene firmes y nos permite avanzar constantemente. Cada servicio es único y en el siguiente ciclo solar, seremos un poco mejor”, explica el chef.
• Más que cocina de autor, es una forma de expresión personal, estrechamente vinculada —en lo técnico y lo visual— con el arte. Su trabajo habla de memoria y de entorno, de echar raíces en una tierra (Mallorca), transportar el ADN de la región que lo vio crecer (Andalucía) y de respetar, comprender, estudiar y capturar el territorio que lo acoge. La memoria y el entorno son su fuente de inspiración, enriquecidos con matices de otros rincones de nuestra geografía.
• DEVORO es su menú principal, compuesto por 23 pases, aunque cuentan con una versión reducida de 19 pases – el menú VORO. Ambos reflejan las bases de su filosofía: la importancia del producto y la temporalidad que rige la propuesta, el minucioso trabajo en la selección de productores y proveedores, así como el compromiso con una economía circular y el máximo aprovechamiento de los recursos y del entorno, priorizando siempre el producto local.
• Una de las claves que hace que cada temporada VORO sea su mejor versión, es la piedra angular del proyecto: su equipo. Con más de una década de trabajo juntos, muestran su savoir-faire desde la madurez, la confianza y el conocimiento compartido. Esta complicidad se traslada al comensal a través de un servicio cercano, preciso y sin artificios, en sintonía con la experiencia gastronómica.
VORO es una declaración de intenciones desde el significado de su nombre: Del latín vorare, significa devorar, comer con ansia, con pasión. Una reacción en el comensal que se busca y que se establece como objetivo principal de todo el trabajo del equipo del restaurante.

Con dos estrellas Michelin y dos soles Repsol, el restaurante VORO, del chef Álvaro Salazar abre su séptima temporada al frente del restaurante. Una lectura muy personal del Mediterráneo vertebra la identidad de la propuesta, con el objetivo de rendir homenaje a la memoria gastronómica andaluza, balear y nacional. Con el recetario del país presente en toda su propuesta, pero desde una perspectiva con nombre y apellido.
La identidad del concepto gastronómico que se respira en VORO: un diálogo con el mediterráneo.
Hablar de VORO es hablar de una cocina de lectura y escucha activa del entorno, en la que se funden la memoria andaluza del chef con la inspiración mediterránea que emana de Mallorca, pero sin olvidar el recetario nacional. Estas conexiones son las que se materializan en todos y cada uno de los platos de la propuesta gastronómica. No sólo es cocina de autor: es un lenguaje propio, una forma de expresión íntima que conecta con lo artístico tanto en lo técnico como en lo visual.
En resumen, VORO es un reflejo de su geografía: Un restaurante que devora el Mediterráneo, lo observa, lo filtra y lo devuelve al comensal con mirada muy personal; la de Álvaro Salazar y su equipo, elegancia, sensibilidad, frescura y precisión.
Desde el Albor, pasando por el zénit y llegando al ocaso: crecer y mejorar cada día.
En VORO se trabaja con la convicción de que cada día es una meta, con el objetivo de que el mañana sea siempre una versión mejorada del hoy.
Esa intención se articula narrando la experiencia a través del ciclo diario del sol como hilo conductor.
Desde el albor, pasando por el cénit y llegando al ocaso.
“El propósito de cada nueva temporada es enfocarnos en el hoy, para ser mejores mañana. Esto es lo que nos mantiene firmes y nos permite avanzar constantemente. Cada servicio es único y en el siguiente ciclo solar, seremos un poco mejor”, explica Álvaro.
En la cocina del chef no hay nada dejado al azar. Cada trazo, cada punto, cada microdetalle responde a una lógica interna que combina el rigor técnico con una búsqueda estética minuciosa y emocional.
Esto está presente desde la primera presentación que arranca en el albor hasta el ocaso durante todas las temporadas de VORO. Ejemplos de ello son varios de sus platos icónicos como la Almendra y Caviar presente desde el 2021 y que se reinterpreta en esta temporada. O la ensalada avinagrada de marisco al Palo Cortado, que desde 2015 es el mercado quien dicta la composición final del plato cada día.

El menú degustación DEVORO
Dentro de esta nueva temporada, y arrancando el menú desde el albor, nos encontramos con el pase Herbívoro, una declaración de intenciones donde se explora la riqueza vegetal del Mediterráneo a través de matices dulces, ácidos, salinos y lácteos. El protagonista es el tomate ramallet – variedad icónica de las Islas Baleares – en una secuencia compuesta de dos bocados “Ramallet y Mahonés” –agua de tomate ahumada al sarmiento, caramelo de tomate, esféricos de albahaca y helado de Mahonés añejo– y “Margherita” –tartaleta aérea de tomate, pesto de albahaca, tomate soasado y esfera de brossat y mejorana–.
Continuamos con el pase Piscívoro, una secuencia en la que el Mediterráneo es devorado en cuatro pases que rinden homenaje al mar Mediterráneo, uno de los grandes focos de inspiración del menú: El atún con emulsión de espinas y merengue de algas; sardina curada con pimiento asado cristalizado y queso mahonés; cangrejo azul, sus corales en un cilindro de espirulina y nori; y el cabracho, un pastel de este pescado reinterpretado donde todas las partes del animal están presentes en un único bocado, capturado en un caldo gelificado de Cap Roig.
El pase Carnívoro acerca al zénit y es un claro ejemplo de evolución en la cocina de VORO a lo largo de los años, con una visión de sostenibilidad radical, en la que se cocina el animal entero y se respeta al máximo su trazabilidad. Esta secuencia incluye: El patito (presente desde 2019 que ha tenido una evolución constante hasta hoy); wagyu, un tartar de chuleta madurada del animal sobre torrezno suflado de sus tendones, tuétanos asados y cecina crujiente; ibérico con sobrasada y fruta escarchada; y la faraona escabechada con sus vegetales, emulsión de escabeche y colágenos, perlas de vinagreta.
Una vez alcanzado ese zénit, comienza el camino hacia el ocaso, donde los sabores ganan profundidad. El menú avanza con platos como el bogavante en el que Álvaro reinterpreta recetas clásicas baleares y andaluzas; San Pedro con pilpil, otro plato que refleja el máximo aprovechamiento del producto; pato, un pase acompañado de ensaimada infiltrada en grasa animal y que es un guiño icónico a la isla; y ternera donde se utiliza la técnica del adobo como método de conservación y aderezo de una de las piezas más populares de la cocina clásica Mallorquina.

Y ya casi rozando el ocaso, en ese descenso hacia lo dulce, el menú ofrece La Pomada, homenaje al cóctel más representativo de Baleares que evoca las noches de Sant Joan y Sant Antoni (con Gin Xoriguer), e Infancia: dos pases inspirados en la cocina de posguerra: Las gachas de picual y la torrija, que son un homenaje a los orígenes e infancia del chef.
El menú incluye también una cata de panes durante la segunda parte del menú (desde el zénit hasta el ocaso, previo a los postres), con masas elaboradas a partir de su propia masa madre, cultivada y alimentada a diario, que crece y evoluciona temporada tras temporada. Todo el proceso —amasado, fermentación y horneado— se realiza a diario en el propio restaurante.
La experiencia líquida: Maridajes, territorios y matices.
La propuesta líquida de VORO, dirigida por Carles Rosselló (Head sommelier) alberga unas 450 referencias cuidadosamente seleccionadas, representando las principales regiones vitivinícolas de España y del mundo, con especial atención a los vinos que expresan las variedades autóctonas de Mallorca y a los pequeños productores locales.
El restaurante ofrece dos alternativas de maridaje: el maridaje “Clásico”, pensado para quienes desean explorar nuevos vinos y bodegas emergentes; y el maridaje “Bacchus”, orientado a los amantes de etiquetas singulares y referencias exclusivas. Este recorrido no se limita únicamente al vino: algunas secuencias del menú se acompañan con otras bebidas seleccionadas, como el sake, que dialogan con los platos desde otros registros sensoriales.
Más de 50 opciones de vino por copa, una cristalería escogida con precisión y una selección de cafés de microlotes –provenientes de pequeñas parcelas en los principales países productores– completan la propuesta. Estos cafés se preparan mediante distintos métodos, como filtro, goteo o espresso. A ello se suma una cuidada carta de tés e infusiones artesanales y una robusta colección de destilados y licores, que ponen el broche final a la oferta líquida de VORO.

El savoir-faire del equipo: compromiso y talento.
Una de las claves que hace que cada temporada VORO sea su mejor versión, es la piedra angular del proyecto: Su equipo. Con más de una década de trabajo juntos, muestran su savoir faire desde la madurez, la confianza y el conocimiento compartido. Esta complicidad se traslada al comensal a través de un servicio cercano, preciso y sin artificios, en sintonía con la experiencia gastronómica.
Esta fidelidad no es un dato: es el cimiento invisible sobre el que se construye la precisión del servicio, esa fluidez que parece espontánea, pero es el resultado de años de trabajo compartido, compromiso, confianza, respeto mutuo y profesionalidad. Esto se traduce en una experiencia que va mucho más allá del plato. La sala, al frente de Rodolfo Antonelli, hace que los tiempos sean impecables y que todo fluya sin rigidez, pero con exactitud. Naturalidad, elegancia y precisión: tres palabras que definen tanto al servicio como a la cocina.
Sobre Álvaro Salazar
Álvaro Salazar Almansa nació en 1985 en Linares, Jaén. Comenzó sus estudios de hostelería a los 16 años en la Escuela de Hostelería de Córdoba. A los 17 años realizó sus primeras prácticas en el restaurante Tragabuches, en Ronda, bajo las órdenes de Benito Gómez. Más adelante, continuó su formación en El Portal de Echaurren, en Ezcaray, donde coincidió con la concesión de la primera estrella Michelin del restaurante. Tras esa etapa, regresó a Córdoba para participar en la apertura del Palacio del Bailío, el primer hotel de cinco estrellas de la ciudad, donde trabajó en cocina.
A lo largo de su carrera trabajó en varios restaurantes y proyectos dentro y fuera de España. En Murcia, formó parte del equipo de La Seda con el chef José Carlos Fuentes. En Madrid trabajó en Sergi Arola Gastro, restaurante con dos estrellas Michelin. También estuvo en París realizando servicios de catering de lujo y cenas privadas, así como en Kuwait, donde trabajó para la familia real. Además, tuvo experiencias gastronómicas en Estocolmo.
En 2015 fue seleccionado como uno de los diez mejores jóvenes chefs de España y Portugal por la guía San Pellegrino. En ese mismo año asumió la dirección gastronómica del restaurante Argos, ubicado en el hotel La Goleta en Puerto de Pollensa (Mallorca). En 2017 obtuvo una estrella Michelin para Argos, que mantuvo hasta su salida del proyecto.
En marzo de 2019 inauguró el restaurante VORO en el Cap Vermell Grand Hotel de Canyamel, también en Mallorca. En noviembre de ese mismo año recibió una estrella Michelin por VORO, y en 2021 obtuvo la segunda. Desde entonces continúa al frente del restaurante como chef ejecutivo.

Sobre VORO
VORO abrió en 2019 en el hotel Cap Vermell Grand Hotel (Canyamel, Mallorca). Tiene dos estrellas Michelin y dos soles Repsol. Su propuesta se basa en dos menús degustación (Voro y Devoro), que cambian a lo largo del año y no siguen una estructura fija. El restaurante tiene capacidad para 24 comensales y un equipo estable desde su inicio.
Sobre Cap Vermell
Cap Vermell Grand Hotel es un hotel cinco estrellas gran lujo situado en un enclave privilegiado del noreste de Mallorca, entre montaña y mar. Inspirado en una aldea mallorquina, el complejo ofrece una experiencia de desconexión y bienestar con vistas al valle de Canyamel. Cuenta con spa, campo de golf, instalaciones deportivas de primer nivel y una cuidada oferta gastronómica que incluye, además de VORO, otros restaurantes de cocina internacional y local.
TODO LO QUE NECESITAS SABER
Urbanización Atalaya de Canyamel, Vial A 2
07589 Canyamel, Capdepera, Mallorca, España
Teléfono reservas: +34 871 811 350
www.vororestaurant.com
Instagram: @vorobyalvarosalazar