Autor: Martín Coronado
¿De dónde viene el Orange Wine?
El Orange Wine cuenta una historia de empeño y superación, la historia de una tradición casi perdida que ha resurgido firme para convertirse no solo en un estilo, si no en el cuarto color del vino.
Vi brisat, vino sobremadre, embabujados, bianco macerato, amber wine son todo sinónimos de lo que coloquialmente llamamos Orange Wines: un vino de variedades blancas elaboradas como tintas, con maceración entre mosto y pieles.
Durante siglos en la cuenca mediterránea y el cáucaso se maceraban los vinos blancos como medio de protección contra oxidaciones.
La industrialización del sector entre otros factores influyó en el abandono de estas prácticas que ha sobrevivido gracias al tesón de unos pocos nostálgicos o visionarios que nunca renunciaron a la maceración.
Como a menudo ocurre en la historia, surgen al unísono muchas manifestaciones de lo mismo, y existen tantas versiones como zonas productoras asociadas a este estilo.
Una historia bélica
Contar la historia del Orange wine es sobre todo hablar de política y guerra. Nada ejemplifica mejor esa situación que la historia de numerosos pueblos de la actual frontera italo eslovena, en los que habiendo nacido en la misma casa, distintas generaciones de una familia, han pertenecido al imperio Austro-húngaro, Italia, Yugoslavia y Eslovenia respectivamente.
Es evidente que el desarrollo de la viticultura y la vinificación se ha visto muy influenciado por este inestable contexto geopolítico.
Hablamos de la regiones fronterizas italo-eslovenas del Collio/Grska Brda, y el carso/kras que junto a Georgia comparten gran responsabilidad en el renacimiento y popularidad del Orange Wine.
Se puede decir que la versión más oficial investiga sobre el orígen georgiano y la conexión con el Friuli italiano a través de nombres como Josko Gravner y Stanko Radikon, sin embargo hoy queremos contaros la historia de una zona vecina que tuvo su momento de esplendor dos siglos antes de que la revolución del Friuli pusiera el Orange Wine en boca de todos: El Carso.
El Carso y el siglo de oro del Orange Wine
El Carso es una meseta de roca caliza que se extiende paralela al mar adriático envolviendo a la ciudad de Trieste. Geográficamente ha sido siempre un puerto estratégico del mediterráneo para Europa central, y numerosos imperios han luchado por su control a lo largo de los siglos.
A partir del siglo XIII la región estuvo ligada al Imperio austro-húngaro hasta su caída.
Trieste se convirtió en un importante y desarrollado puerto comercial y las tierras del Carso se destinaban al cultivo de la vid, que pronto empezó a ser reconocida como una zona de calidad.
Desde el siglo XIII al XVIII muchas regulaciones vitivinícolas llevaron a crear un prototipo de D.O. Para asegurar la calidad del vino de “Hinterland of Trieste”.
A principios del siglo XIX el vino del Carso gozaba de gran prestigio en el mercado austriaco y alemán.
Se comercializaba con tres estilos de vino: tinto, blanco y brezanska. Este último es un ensamblaje de 15 variedades blancas que fermentaban con sus hollejos, y si bien estos vinos no eran raros en la época, la Brezanska es el primer ejemplo que tenemos de comercalización de este tipo de vinos, normalmente relegados a las producciones para autoconsumo.
Como suele ocurrir, detras de la fábula romantica de cualquier vino icónico hay un interés comercial que lo hace posible, es el caso de Jerez y Porto ligados a la monarquía británica y es también el caso de la Brezanska, cuyo éxito está ligado a un nombre muy concreto: Josip Pangerc.
Alcalde de Dolina, pueblo esloveno del carso, Pangerc era también representante de Istria en la monarquía austro-húngara, pero sobre todo era un gran business man que aprovechó sus conexiones con Viena para posicionar la Brezanska en un privilegiado status.
Así durante décadas y más de 100 años antes de que Gravner y compañía revolucionaran el mundo de la fermentación con pieles, ésta era ya distribuida y pretendida en media Europa.
Recientemente, se ha encontrado una bodega antigua enterrada bajo la plaza principal de Dolina, con archivos históricos y botellas de Brezanska de principios de siglo XX. Ahora, La asociación Josip Pangerc, se encarga de custodiar este legado e investigar para intentar devolver a la Brezanska el estatus perdido.