Por Juan Pedro Baca
Artísta Plástico y Sommelier
Depende de cómo lo veamos, esas 87.500 ha de viñedos, que son muchas y a la vez pocas tienen una diversidad de estilos, aromas y paisajes que nunca había visto en mi vida.
Uno no se despierta un día y dice: “Venga, me voy de viaje a África a probar vinos”, seguro no soy el único pensaba en safaris, la selva o el desierto antes de pensar en vinos dulces, cortes bordeleses y palominos o garnachas. Si, las hay y hasta el 2011 también habían “Port”. Por el paisaje único, por las personas y porque seguramente les pasará lo mismo que a mí: querer regresar porque una visita a un país con tanta diversidad de flora y fauna e historia no es suficiente.
¿Sabías que el área total de viñedos de Sudáfrica equivale a la suma de la superficie plantada en la DOCa Rioja y la DO Rueda?
A pesar de ser tan “pequeño al lado del más “grande” del mundo, Sudáfrica lidera la producción de vino y área de viñedo del continente Africano. Es un buen dato para tener en cuenta este año porque se celebra el primer centenario de la uva insignia del país; la Pinotage. 100 años parecen una eternidad, sobre todo para los que trabajan en hostelería (como yo), pero eso representa menos de una tercera parte de la historia del vino en la zona del Cabo. La producción de vino está muy ligada a su fundación e historia, desde 1652 por parte de Jan van Riebeeck hasta hoy siendo uno de los primeros productores a nivel mundial.
Ciudad del Cabo forma parte importante de la historia del vino desde su aparición en el siglo XVIII. Aparte de Europa, eran muy pocos los lugares en el mundo donde se producía vino siendo el Cabo uno de los primeros en dar frutos. Stellenbosch y Franschhoek, dos de las ciudades más importantes de producción de vino en la actualidad, se fundaron a finales del s.XVIII. Para comienzos del s.XIX Napoleón, exiliado por segunda vez, bebía Vin de Constance en la Isla de Santa Elena. Si conocemos este vino y miramos en el mapamundi la ubicación de la isla podríamos entender mejor este momento histórico.

No todo es dulce como el vino del exilio, a finales del s.XIX el viñedo del Cabo es atacado por la filoxera y destruye millones de vides. A pesar de la plaga, el siglo pasado fue un renacimiento para los vinos en Sudáfrica. En 1925 el profesor Perold cruza la Hermitage (Cinsault) y la Pinot Noir en la Universidad de Stellenbosch.
La KWV se fundó, algunos años antes, con el objetivo de mejorar la calidad del vino y resolver los problemas que habían en la industria. Ellos siguen operativos más de cien años después de su fundación y sus objetivos se alinean a la problemática de sostenibilidad, responsabilidad social y promoción del vino sudafricano al mundo.
Regresando a la Pinotage, en 1961 se etiqueta y comercializa por primera vez: 1959 Lanzerac Pinotage. En 1973 se instituye el esquema oficial de “Wine of Origin” de Sudáfrica, un sistema que podría recordarnos mucho a una denominación de origen y su consejo regulador pero a nivel país (Ribera del Duero, 1979). En el 2000 se lleva a cabo el primer salón de vinos “Cape Wine” (mismo año que el primer salón de los mejores vinos de España de la Guía Peñín). Cómo olvidar, una década después, cuando casi toda España estuvo pendiente de Sudáfrica durante la final del mundial. Para terminar el breve resumen de la historia del vino al otro lado del mundo, en el 2022 Rosa Kruger fundadora de Old Vine Project es la primera viticultora sudafricana en ser incluída en el “Hall of Fame” de la revista Decanter.

Ese mismo año, 2022, fue la segunda vez que visité Ciudad del Cabo y Stellenbosch (la primera fue en el 2019 para mi luna de miel). El motivo de mi visita fue para asistir al Cape Wine 2022, el salón de vino que mencioné líneas atrás. Aprovechando el viaje de más de 10 000km con una exagerada escala en Dubai, regresé a Anthonij Rupert en Franschhoek y conocí bodegas la bodega Groot Constantia en Constantia, una WO -Wine of Origen- a espaldas de Table Mountain. En Durbanville, a 30 minutos de Cape Town, De Grendel y Meerendal; la primera en la ladera izquierda del Tygerberg y la segunda más alejada del mar al Noreste. Las emblemáticas bodegas de Kanonkop y Simonsig en la cara Suroeste de Simonsberg. Delaire Graff a los pies del sistema montañoso de Hottentots-Holland. Y para mi despedida, antes de dejar el coche de alquiler en el aeropuerto la bodega Boschendal. Es importante compartirlo con ustedes ya que como la luna de miel es compartida no todo pudo ser visitar bodegas y tomar vino.
Este año, del 10 al 12 de septiembre, se celebra Cape Wine 2025. Un espacio donde convergen más de 400 productores de vino de Sudáfrica. La oportunidad de conocer y conversar con las personas que hacen el vino y están detrás de cada uno de los proyectos vitivinícolas. Como toda feria una agenda de charlas, catas, conversatorios y un “túnel del vino” con más de 100 referencias divididas por “cultivar” otra palabra para cepa, disfrutar y degustar de una ciudad preciosa y ya que estamos por allá conocer el lugar donde nace el vino.
¿Por qué un sommelier peruano viviendo en Madrid tiene una fijación por regresar a los viñedos del Cabo Occidental al extremo sur de África?
La respuesta larga la respondería sentado en uno de los coches clásicos de la colección del Franschhoek Motor Museum mientras nos pasea entre los viñedos de la bodega Anthonij Rupert, brindando con un MCC** en la punta del Cabo de Buena Esperanza antes de regresar a ver el atardecer en el mirador de Signal Hill, paseando por el jardín botánico de Kirstenbosch a los pies de Table Mountain y a minutos de la zona de vinos de Constantia o viendo el amanecer con una vista panorámica de toda la península del Cabo luego de dos horas de senderismo en Tweedy Kruis. Podría proponer una docena de alternativas más pero esas me las guardo para las personas que me acompañen en septiembre, físico o virtualmente, a mi tercer viaje al Cab.
La respuesta corta llegó a mi luego de entender que, tarde o temprano, alguien me haría esta pregunta: Mi fascinación y obsesión por regresar a Sudáfrica surge del viaje que me recuerda siempre de la mejor decisión que tomé meses antes de mi primera visita a Ciudad del Cabo: casarme con el amor de mi vida.
Salir de mi zona de confort; Lima. Y la curiosidad por descubrir el mundo y conocer personas. Yo soy la última persona que se imaginaría que un sommelier peruano, viviendo en Madrid regresaría siempre a descubrir Sudáfrica y sus vinos.